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Memorias Capitulo 2

REDENCIÓN
Doloroso recuerdo,
El Destino de una cruel mentira.







Sábado por la noche a los 26 días del décimo mes del año en curso

La noche aconteció y nuevamente el insomnio y la nostalgia me acompañaban, varios días habían pasado desde que Dante se marchó, todas esas noches no dejaba de tener pesadillas o insomnio y esta noche no era la excepción, no dejaba de pensar en que me encontraba atrapada en mis sueños, mis fantasías de amor… había algo erróneo con cada plan de mi vida.  Había un doloroso recuerdo de su amor y estaba equivocada era el destino de una cruel mentira. Lo conocí muy joven y después de conocernos mejor me había enamorado de él un año después. Junto a él creí haber vivido el amor más puro y sincero.

Las madrugadas se tornaban frías y desoladas desde hace ya algún tiempo, aun estando al lado de Serenity mi mente y corazón no encontraba un lugar de paz, tratando de despejar mi mente esa noche subí a la azotea mi despistada mente me llevo a caminar por la orilla del muro, quería que regresara aquel tiempo en que los dos pensábamos que este amor no tenía final. Al verlo marchar sabía que el tiempo había marchitado la flor de nuestro amor y sabía que no volvería a verlo regresar y un fuerte dolor invadía el interior de mi ser y tan solo quería ahogarlo.

Me detuve por un instante observando hacia abajo las desoladas calles de la ciudad, el viento resoplaba con fuera ondeando mi cabello y mis ropas, cada vez me encontraba más en la orilla, sabía que trataba de caer al vacío, inmóvil por unos momentos quería acabar con ese inmenso dolor en mi interior, era como si desgarraran mi alma haciéndola pedazos.  Pensaba en lo que la caída me haría, con suavidad deslice un pie en el aire y  cerré los ojos con fuerza, estaba decidida a dejarme caer pero justamente en ese momento escuche que la puerta de una de las habitaciones se cerró fuertemente de golpe despertando inmediatamente a Serenity  haciéndola llorar con fuerza preguntando ¿mamá dónde estás? Abrí los ojos rápidamente y reflexione recobrando la cordura.  Alejándome del muro baje con rapidez hasta su lado y entre los sollozos de ambas, sabía que era importante para alguien, para esa pequeña niña que ahora solo contaba conmigo… con su madre.

Al paso de unos días levante lo poco de dignidad que tenía y regrese a vivir con mis padres. Los días pasaron, los meses y los años, cuatro años  para ser exactos y de aquello que me hizo reflexionar. Aunque tarde en reconstruir nuevamente mi vida contaba con un trabajo estable el amor de mi hija y el apoyo de mis padres, aunque no con el apoyo paterno que Serenity necesitaba.

A principios de abril había logrado un ascenso y en la oficina habían dicho que era de celebrarse, la idea me emocionaba un poco ya que hacía mucho tiempo que no salía a festejar. Mi madre quedo encantada con la idea de que me fuera de fiesta por una noche y mi padre siempre tan sobreprotector me decía que tuviera cuidado con las bebidas, únicamente me eche a reír por la idea de sentirme adolescente de nuevo.

Después de varias horas intentando ponerme algo adecuado “Michael” un compañero de trabajo quien se había ofrecido a llevarme en su auto debido a que el mío se encontraba averiado ya se encontraba afuera de la casa de mis padres esperando de manera puntual. Baje rápidamente los escalones de madera alfombrados y me despedí de mi niña y mis padres, antes de salir respire profundamente mentalizándome que solo sería una  salida nada más. Al llegar al auto Michael quien se encontraba a un costado de su Mustang color rojo, inmediatamente fijo su mirada en mí.

        Hermoso vestido –dijo Michael mientras me saludaba con un beso en la mejilla.

        Gracias –respondí.

Me había decidido por un vestido de satén color azul, las mangas de encaje le daban un toque contemporáneo, el escote en V sobre mi pecho no era pronunciado simplemente dejaba ver parte de mi cuello. Un ligero vuelo caía sobre mis rodillas combinando con mis zapatillas altas de cinta.

Caballerosamente abrió la puerta del auto, al cerrarla note como sonrió satisfactoriamente para sí mismo, intuí que algo no saldría bien pero aleje la idea de mi mente pensando que era una exageración. Mientras nos dirigíamos al centro de la ciudad me sentía nerviosa, algo en mi me decía que esto no iría bien.

        ¿Nerviosa? –pregunto Michael con una sonrisa en su rostro. 

        Un poco –respondí de manera evasiva.

Michael era un joven atractivo, tal vez no del tipo al que yo estaba acostumbrada. Era alto, delgado y fornido. Siempre vestía casual, su cabello rubio estaba perfectamente fijado hacia  un lado y sus ojos azules parecían un par de zafiros. Siempre que sonreía me hacía pensar que había algo oculto detrás de esa sonrisa tan fingida. Durante todo el camino hacia el centro no dejo de alagarme por mi nuevo ascenso y de comentar lo entusiasmado que estaba por celebrarlo esta noche.

Habíamos llegado al estacionamiento y sentí un gran alivio al bajar del auto. El London Pub (era un transcurrido bar en la ciudad) se veía muy concurrido desde afuera. Al entrar varios compañeros nos esperaban sentados ya con algunas bebidas servidas sobre la mesa.  Todos se alegraron al vernos llegar y comenzaron a felicitarme.

Después de un rato de conversar y hablar bobadas sobre la oficina llegaron los aperitivos junto con más bebidas, aunque hacía tiempo que no bebía me decidí por un whiskey con hielo, recordando que era nuestra bebida preferida con Dante.  Luego todos comenzaron a ponerse más entusiasmados y comenzaron a cambiar los planes.  Por la hora que era me había negado en acompañarles a un centro nocturno pero todos objetaron alegando que la festejada debía estar presente. Un poco dudosa accedí y nuevamente nos aventuramos por las calles de la ciudad con Michael quien extrañamente esta vez estuvo callado.

Nos dirigimos a “Tangy” como ellos le llamaban, para mi sorpresa era un lugar bastante concurrido. Había música a todo volumen,  todos en la pista de baile moviéndose al ritmo de la música. Inmediatamente todos nos acomodamos a un lado de la pista de baile junto con un par de bebidas, algo extrañada observaba a todos bailar tan alocadamente al ritmo de la música sosteniendo sus vasos.

        ¿Bailamos? –pregunto Michael y sentí un fuerte olor a alcohol provenir de él.

        ¡Anda! –dijeron todos a mi alrededor.

        Solo un momento– espete mientras dejaba mi abrigo a un lado.

Al estar en la pista de baile me sentía algo incomoda, tal vez por el hecho de que Michael estaba tan diferente, mas alocado y seguro de sí mismo. Mientras nos movíamos al ritmo de la música levante la mirada sobre su hombro y para mi sorpresa Dante se encontraba detrás de él bailando tan provocativamente con Christine. Me asombre al verlos, tal vez no fueron del todo celos si no miedo a que me reprochara que no cuidaba de Serenity en ese momento, desde nuestro divorcio siempre había sacado a la luz mis defectos para quitarme la tutela. 

        ¡Debo irme! –dije haciendo a Michael a un lado.

        ¡No! Es muy rápido –dijo mientras sujetaba mi brazo con fuerza.

        Ya es muy tarde –indique. – ¿Puedes llevarme a casa? –

        Claro nena – respondió con una sonrisa.

        ¿Nena…?– Inquirí con desagrado.

        Ya verás que terminaremos esta noche muy placenteramente. –dijo

        Olvídalo, puedo irme sola –dije soltándome de su agarre.

Me dirigí con rapidez hacia donde se encontraba mi abrigo y con un rápido movimiento de manos me despedí de todos quienes objetaron mi partida la cual ignore. Con dificultad logre atravesar el montón de cuerpos a mí alrededor moviéndose tan estrepitosamente, al salir de ahí me asuste al ver nuevamente a Michael detrás de mí sujetándome con fuerza.

        ¡Me encantas! –dijo girándome y luego forzando sus labios sobre los míos.

Su fuerte olor a alcohol estaba ya por mi boca mientras intentaba forcejear para librarme de él, al hacerlo le lance un fuerte puñetazo dibujando una pequeña mancha de sangre en su labio inferior. Al ver su mirada enfurecida decidí correr maldiciendo el hecho que llevara zapatos altos. Sujeto con fuerza mi chaqueta la cual se rasgó al jalarla pero en ese momento no me importo, solo seguí corriendo tratando de alejarme de él.

Después de correr unas cuantas cuadras me detuve dándome cuenta de que ya estaba lo suficientemente lejos del lugar. Aterrorizada me di cuenta de que estaba en un lugar desconocido aunque agradecía el hecho de llevar conmigo siempre dinero para cualquier emergencia; busque en la bolsa de mi chaqueta y para mi mala suerte se había desgarrado cerca de las bolsas dejando en el lugar donde se encontraba mi billetera un enorme agujero.

Pasaba la media noche y yo me encontraba sola por las calles de la ciudad sin dinero ni teléfono, camine tratando de buscar a alguien que pudiera ayudarme pero las desoladas calles me aterrorizaban en cada paso que daba, en la otra bolsa de mi chaqueta llevaba únicamente una moneda la cual decidí utilizar para llamar a mis padres pero no veía ningún teléfono monedero cercano. Comencé a caminar maldiciendo aun el hecho de llevar tacones; llegue hasta un callejón que daba al otro lado de la calle en el cual podía ver un cabina telefónica, un escalofrió bajo por el torso de mi espalda al solo ver el lugar que debía atravesar para llegar hasta el, al hacerlo camine lo más rápido posible observando todo a mi alrededor.  Me detuve conteniendo el aliento al ver una oscura figura situada a un lado del callejón detrás de unos depósitos de basura. La extraña figura sujetaba algo o a alguien debajo de él, horrorizada me preguntaba si sería algún tipo de acto erótico en plena calle o peor aún si sería alguien siendo mutilado. Aterrada por el hecho comencé a correr  y al hacerlo la extraña figura se giró en dirección hacia mí, al hacerlo sus ojos destellaron de color plateado en el medio de la oscuridad haciendo que me detuviera, lance un grito tapando mi boca con ambas manos, comencé a correr con dificultad llegando hasta la cabina telefónica, mis manos heladas y temblorosas dificultaban que insertara la moneda en el teléfono al calmarme espere para escuchar el sonido de la operadora pero para mi desgracia este no funcionaba.

Mi respiración se agitaba junto con mi desesperación. Me recosté dentro de la cabina de teléfono abrazando mis piernas pensando en lo que había visto, salte del susto al escuchar de pronto que algo golpeo fuerte contra la cabina, afuera se encontraba un anciano harapiento viéndome por el empañado vidrio.

        ¿Qué esperas? ¡sal de ahí! –grito el anciano. Trate de ignóralo pero comenzó a halar de la puerta.

        Estas en mi casa –grito con voz ronca.

Al ver que me negaba salir comenzó a golpear la cabina con un pedazo de madera que utilizaba como bastón, rápidamente salí de la cabina dándole su lugar al anciano pero para mi sorpresa intentaba golpearme con el bastón, al retroceder choque contra algo… o ¿alguien? Y el anciano se detuvo asustado de lo que sea que estuviese detrás de mí, sentí pánico y mi corazón comenzó a latir rápidamente inmovilizándome por un momento.

Al girarme me sorprendí al ver a alguien detrás de mí, subí la mirada lentamente y con temor vi a un hombre parado ahora frente a mí,  sobre su cabeza descansaba un sombrero negro de copa corta que con su sombra ocultaba la mitad de su rostro a la luz de los faroles. Su cuello estaba cubierto por una bufanda color borgoña, su largo y oscuro cabello recogido en una cola le hacía parecer un elegante caballero inglés.

        Disculpe –dije apenada y exaltada al mismo tiempo aunque muy agradecida de encontrar a alguien vestido decente en el medio de las calles.

        Lamento haberla asustado –dijo y su voz sonó tan gutural. Lleve mi mano sobre mi pecho empuñándola y tratando de no sonar desesperada.

        Con… con su permiso –balbucee caminando torpemente alejándome de él. El anciano se había hecho a un lado.

        Disculpe la indiscreción –dijo interrumpiendo mi paso – pero… ¿no es demasiado tarde para que una dama como usted ande sola por estos lugares? –espeto y al hacerlo sentí que sus palabras me envolvían atrayéndome hacia él.

        Lo sé, pero mi auto se averió y tengo que llamar a alguien.  –dije intentando sonar lo menos desesperada posible.

        Si gusta puedo ayudarle –dijo acercándose más a mí.

        No se preocupe – conteste negando con la mano girándome para encontrar otro camino.  Note que llevaba zapatos lustrosos que combinaban a la perfección con sus pantalones negros y su abrigo que le cubría hasta las rodillas.

        No ofrezco llevarla pero si puedo conseguirle un taxi –dijo dándome un gran susto al encontrarse ahora frente a mí.

        ¡…O cielos! –dije exasperada. Al verlo de frente escuche que rió al ver mi reacción. Me pareció curiosa la forma en la que mantenía sus manos dentro de las bolsas de su abrigo.

        No…–balbucee –no tendría como pagárselo –finalice.

        No os preocupéis mi bella dama –Dijo mientras alzaba una mano, inmediatamente un taxi se detuvo rechinando sus llantas sobre el asfalto, él se acercó del lado de la ventanilla del copiloto y asintió mientras yo asombrada me preguntaba de donde había aparecido un taxi en el medio de la nada.

        Insisto –le dije pero no hizo caso de mis palabras, bajo la sombra de su sombrero logre ver la silueta de lo que era una sombría sonrisa, justo en ese momento una fuerte llovizna comenzó a caer sobre nosotros.

      Por favor –dijo mientras abría la puerta trasera –no tengo intenciones de que me lo reintegre… –y en su voz había un raro suspenso.

        Gracias –dije adentrándome dudosa en el taxi.

      …aun –finalizo antes de cerrar con fuerza la puerta, asombrada intente levantarme pero el taxi ya se había puesto en marcha lanzándome con fuerza de vuelta al asiento trasero.

Al voltear la mirada ya no se encontraba parado, ni si quiera un rastro suyo se veía a lo lejos. El taxi se dirigía  a toda velocidad saliendo de la ciudad, corrí el riesgo de seguir en el así que le indique el camino a seguir hacia mi casa  y él con la vista fija en el camino únicamente asintió.

        Conoce usted al señor –le dije al conductor tratando de sacar alguna información.

        No –respondió de manera cortante.

        Pero

        Hemos llegado señorita – interrumpió.

   Permítame pagarle, ya regreso –dije bajando inmediatamente del taxi. Por unos momentos agradecí el estar frente a mi casa.

Toque inmediatamente la puerta esperando impacientemente que abrieran, al abrir mi padre escuche el rechinido de un par de llantas, al voltear me asombre al ver al taxi marcharse.

        ¡No espere! –dije alejándome de la puerta.

Mi padre extrañado me pregunto qué pasaba. Pero al no saber que responderle el únicamente se echó a reír.

        ¿Vienes ebria? –dijo en un tono burlón.

        ¡Claro  que no! –respondí. –aunque desearía estarlo.



***





Jueves por la mañana a los 26 días del primer mes del año xx

Casi tres largos meses habían pasado de aquella espantosa noche en la que se suponía seria para celebrar mi asenso.  Al regresar al trabajo al siguiente día me había enterado de que Michael había tenido un pequeño accidente en su auto esa noche el cual le había dejado el cuello lastimado y unos cuantos moretones en el rostro, lo cual me pareció bastante gracioso. Daba gracias también de que esa noche no se hubiese dado cuenta Dante de que me encontraba ahí, de  lo contrario lo habría mencionado pero, lo que más me intrigaba fue ese extraño hombre que me ayudo. Las festividades de fin de año habían transcurrido de una buena manera, la cena en la casa de mis padres junto a unos cuantos de sus amigos fue muy agradable, incluso Serenity había pasado una buena noche junto a Dante.

        ¿Qué te parece la idea? –dijo y caí en cuenta que mis padres me veían fijamente sacándome de mi ensimismamiento.   

        Perdón estaba distraída –balbucee dejando mi taza de café a un lado.

        hablábamos de irnos de viaje el fin de semana, a la casa de campo que era de tus abuelos – indicaron con emoción

        Si está bien –respondí con desinterés

     ¡Vamos! Te aseguro que esto nos ayudara a todos –agrego mi padre con esa mirada tan dulce con la que me veía siempre que sabía que algo estaba mal.

      Me parece buena idea –dije disimulando el desinterés –Serenity empecemos a empacar –dije sonriente y él se complació.

Mi padre siempre había sido un  hombre de negocios y su última gran idea fue abrir su propia biblioteca lo cual me parecía excelente, podía pasarme la noche entera leyendo.  Otro de sus grandes afanes era  viajar, adoraba aventurarse con mi madre. El día en el trabajo transcurrió rápidamente y al llegar a casa nos reunimos a cenar  discutiendo los detalles del viaje.

        No estoy segura de irme mañana –objete –aun deje algunos pendientes de trabajo.

        Te aseguro que tu jefe se las arreglará para pasar un día sin ti –mi padre señaló.

        No lo sé –advertí…

Esa noche nos dispusimos a hacer nuestras maletas. A la hora de dormir Serenity acostumbraba colocar sobre su mesita de noche la caja de música que había mandado a hacer especialmente para ella pero esa noche no estaba, curiosamente la había dejado en la casa de Dante varios días atrás. Al finalizar el cuento del hada y la luna que mi padre había traído para ella, cerró sus ojos quedándose dormida tan tranquila esa noche. Pero la noche era demasiado breve y el insomnio demasiado extenso… 
  
     ¿Cómo van allá atrás? –pregunto mi padre mientras bajaba el volumen del radio, el meteorólogo anunciaba una cálida mañana y mi padre obedecía sus sugerencias ajustándose los lentes oscuros ocultando su vista a los rayos del sol.

        ¡Bien! –dijo Serenity emocionada y mi padre únicamente sonrió para sí mismo.

        ¿Lista para ver a los ponis? –pregunto mi madre quien iba de copiloto

        ¡Si mama! –respondió Serenity

        ¿todo bien Selene? –inquirió mi padre con un tono de preocupación observándome a través del retrovisor interno.

    ¡Si padre no os preocupéis! – respondí tratando de tranquilizarle.  Observando el camino con la mirada perdida era un largo camino por recorrer.

Mi padre había previsto que saliéramos muy temprano por la mañana para llegar al atardecer. Luego de varias paradas en el camino habíamos llegado. Los cielos anunciaban la llegada del crepúsculo y mi niña estaba muy entusiasmada al igual que yo, hacía tiempo que no viajábamos, era un alivio poder alejarse de todo y de todos pero esa tarde no podía transcurrir del todo bien, prontamente recibí una llamada que turbaría mi paz.

        ¿Dónde están? –demando molesto

        ¿Por qué el repentino interés? –respondí de igual manera

        ¡Hoy pensaba pasar por Serenity y no hay nadie! –bramido

   Hace ya un mes que no le buscas, creí que estabas muy ocupado así que no necesitábamos avisarte que saldríamos –respondí evasivamente.

         Siempre debes avisarme ¡soy su padre! –demando nuevamente

        ¡Entonces actúa como tal! –respondí

        Espero verle mañana temprano –exigió

        Acabamos de llegar no esperes que… –

       O lo lamentaras –dijo interrumpiéndome bruscamente y desconecto la llamada sin más que hablar.

Desconcertada no sabía si regresar, algo dentro de mí quería hacerlo pero no debía, mis padres se habían esforzado tanto para realizar este viaje y Serenity lo estaba disfrutando.

        ¿Todo bien? –inquirió mi madre

        Si todo bien –afirme.

Serenity adoraba a los ponis y tenerlos frente a ella iluminaba su mirada. Mi padre tan consentidor como siempre la llevo a cabalgar por todo el campo mientras mi madre y yo caminábamos a la orilla del lago observando el hermoso atardecer.

        últimamente te he notado más tranquila hija– dijo mi madre

        lo he estado –respondí

   ¿pero no del todo verdad, cómo va ese corazón? –dijo mi madre viéndome con la mirada tan tierna que solo una madre puede tener.

        Sanando –dije

        Me gustaría que encontraras un nuevo amor – indico.

        Madre por favor no empieces–dije en forma de reproche  y ella únicamente sonrió.

      Algún día veras que la vida es muy corta para llorar… –el viento soplo fuertemente ondeando nuestro cabello, el lago reflejaba el brillo de la luna que comenzaba a alzarse.

Serenity se encontraba entusiasmada por la idea de prender fuego bajo la chimenea, mi madre y yo habíamos comprado comida enlatada para cenar. Esa fue la noche más maravillosa al  lado de mis padres. Me encantaba el hecho de ver entre ellos una mirada tierna.

A la hora de dormir Serenity siempre pedía que le leyéramos un cuento, encantado mi padre tomo uno de sus libros favoritos adentrándonos en la lectura hasta quedarnos completamente dormidos.

La mañana del domingo había llegado iluminada por los cálidos rayos del sol y mis padres ya se habían levantado,  ambos preparaban el desayuno mientras yo seguía recostada al lado de mi hija pensando en cómo decirles que debíamos regresar ya. Al bajar las escaleras ambos se encontraban sentados en el medio de la cabaña bebiendo una taza de café.

        ¡Buenos días! –dijeron con emoción al vernos bajar.

        ¡Buenos días! –respondí

        ¿Lista para ir al lago hoy? –dijo mi padre

        Si…. Acerca de eso… –dije y en mi voz podía escuchar duda.

        ¿sucede algo hija? – inquirió mi padre

        Serenity y yo debemos regresar esta mañana –dije apenada

        ¿Qué es? –dijo mi madre dejando una taza de café frente a mi

      Dante… –balbucee –Dante quiere ver a Serenity y me pidió que se la llevara temprano –explique.

       Hace tiempo que no le ve y ahora ¿repentinamente quiere pasar tiempo con ella? –  espeto mi padre molesto.

         Es solo que…

       No es nada –dijo mi padre –nos iremos mañana por la noche, aún tenemos mucho  por hacer –indico

        Padre… –refunfuñe

   ¡Es todo! Las llaves del auto las tengo yo, así que si quieres irte deberás irte cabalgando –dijo en un tono burlón y mi madre y yo nos echamos a reír.

        Son las llaves de mi auto no lo olvides –indique

     No lo he olvidado, tu pequeña chatarra está en buenas manos –dijo palpándose el bolsillo de su camisa.

El fin de semana había finalizado y yo me sentía algo nerviosa aun por la llamada telefónica de Dante, después de insistirle tanto a mi padre para que nos marcháramos por la tarde él había accedido dándome las llaves del auto para que manejara de regreso a casa.  Mi padre se encontraba emocionado por regresar anticipadamente para abrir la biblioteca, no dejaba de recordarnos a mi madre y a mí de que esta semana vendrán libros nuevos a la tienda ya que él sabía que compartíamos su emoción.

El viaje de regreso era largo y Serenity se había quedado profundamente dormida en el asiento trasero junto a mi padre, mi madre quien viajaba a mi lado les vio de soslayo sonriendo para sí misma.

        ¿Damián está bien abrochado el cinturón de Serenity? –pregunto  mi madre viéndole por el retrovisor

        Si –afirmo mi padre adormecido.

        ¿Y el tuyo? –pregunto mi madre de la misma manera.

        Tranquila Ellie no hay necesidad de eso –indico mi padre.

        Selene –dijo a regañadientes mi madre

        Si claro –dije abrochándome el cinturón. 

Mi teléfono comenzó a sonar, para mi sorpresa era Dante.

        ¡Creí haberte dicho que temprano! –dijo al contestarle

        Lo lamento pero no fue posible –respondí

        ¿Dónde están? –pregunto molesto

        Por la carretera –respondí

        Siempre es lo mismo contigo… –comenzó a discutir.

Repentinamente mientras íbamos solos por la carretera un automóvil negro apareció de la nada detrás de nosotros mientras discutía con Dante por teléfono.

        Contigo nunca se puede llegar a un acuerdo –seguía discutiendo.

Con la mirada fija en el retrovisor  note que el automóvil se acercaba más a nosotros, sin prestarle mucha atención seguí conduciendo mientras discutía con Dante sobre la tutela de Serenity y todo sucedió en cuestión de segundos…

El automóvil negro acelero golpeando fuertemente la parte trasera del auto, esto hizo que mi teléfono cayera bajo los frenos, desconcertada sujete fuertemente el volante para no perder el control, al ver por los espejos el automóvil acelero quedando al lado derecho nosotros golpeando nuevamente con fuerza; mis padres despertaron repentinamente, asustados trataban de entender que sucedía, mi padre quien iba en la parte trasera me indicaba como esquivar los golpes pero una vez más la camioneta arremetió fuertemente contra nosotros, esta vez haciéndome perder el control del volante, al intentar pisar el freno algo lo obstruía e inmediatamente recordé que el teléfono se había caído.   El automóvil fuera de control salió embalado del camino girando bruscamente. Después de dar un brusco giro el auto quedo en la orilla de la carretera y mi cabeza daba vueltas, en ese momento agradecí que no cayera hacia el barranco pero el automóvil negro golpeo con mayor fuerza de mi lado haciendo que el auto volcara cuesta abajo, Serenity quien se había despertado por el impacto lloraba mientras mi padre la sujetaba protegiéndola con su cuerpo.

El automóvil rodo y rodo cuesta abajo hasta que chocó contra un árbol el cual nos detuvo de seguir cayendo, sentí unas ligeras gotas tibias que recorrían el lado izquierdo de mi rostro bajando por mi pecho, mi madre se desangraba al lado mío, su cabeza se había estrellado contra el vidrio de la ventana, pedazos de vidrio roto había sobre nosotros y  medio cuerpo prensado por la puerta, al intentar moverme el cinturón me sujetaba con fuerza al asiento y mis piernas estaban aplastadas  por el pesor del auto destrozado sobre ellas, el techo de igual manera sobre nosotros hacia aún más imposible el tratar de escapar.

Mientras intentaba moverme  con una mano intente despertar a mi padre quien yacía  sobre Serenity, un grito de desesperación y dolor salió de mi interior al ver que ninguno respondía, mientras intentaba hacerlo a un lado Serenity lanzo un grito devolviéndome un poco de esperanza, intente halar de ella pero me era imposible debido a que su cinturón estaba bien ajustado.  Mi respiración se agitaba dolorosamente  y de mi nariz brotaban ligeras gotas de sangre, gritaba pidiendo ayuda con la esperanza de que alguien escuchara mientras inútilmente golpeaba la puerta para intentar liberarme.

Mi vista comenzaba a tornarse borrosa y el respirar cada vez era más difícil.  Al girar la mirada note que a un lado del auto se encontraba lo que parecía la figura  de mujer caminando hacia nosotros, grite lo más fuerte posible para atraer su atención pero mientras la extraña figura se acercaba hacia nosotros con rapidez su silueta cambio a un hombre, temerosa pensaba que estaba alucinando debido a los fuertes golpes que la caída me había causado.

        ¡Serenity! –escuche llamar y reconocí su voz, era… Dante.

Inmediatamente reconocí el semblante de Dante quien intentaba abrir las puertas traseras del auto. Tardo un par de segundos para que lograra abrir una de las puertas traseras, al hacerlo con fuerza desabrocho su cinturón sacándola debajo del cuerpo de mi padre.

        Todo está bien, yo te llevare a casa –dijo

        ¡Mami! –comenzó a llorar

     Tranquila cielo ahora iré contigo –dije a manera de aquietarle –Ve por ayuda por favor –susurre con dolor, Dante de manera desinteresada me vio fijamente por unos instantes nuestras miradas se entrelazaron por un momento pero en su mirada únicamente podía sentir lástima y desprecio.

Trague amargo y extendí una de mis manos hacia él quien únicamente se giró yéndose con Serenity en sus brazos sin pronunciar palabra alguna. Mientras se alejaba mi respiración se agitaba aún más, sentía angustia viéndole partir lejos de mí, un fuerte dolor atravesó mi corazón mezclado con la desesperación. Prontamente el olor del combustible comenzó a sentirse  mientras forcejeaba para poder salir.

Trataba de recuperar el aliento pero cada vez me era más difícil respirar, pensaba en si moriría, el paraíso me había sido negado porque no debo tenerlo. Mi vista comenzaba a nublarse más, comencé a toser sangre. El dolor era insoportable debilitándome cada vez más cerré los ojos por un instante mientras las lágrimas rodaban abundantemente sobre mis mejillas. No sentía mis piernas.

Entonces un extraño crujir de ramas interrumpió mis pensamientos, asombrada abrí los ojos pensando que alguien venía, grite fuerte por ayuda pero nada parecía estar cerca, con dificultad observaba a mí alrededor pero parecía estar rodeada únicamente por la oscuridad. Pensaba en lo mal que estaba al grado de seguir alucinando pero tenía  la extraña sensación de ser observada es extraña sensación que había sentido una noche antes de separarme de Dante, dudosa y con dificultad levante la mirada hacia la copa del árbol y una  extraña figura sobre salía de las ramas, lance un grito ahogado forcejeando nuevamente para poder escapar. La oscura figura seguía inmóvil y unas palabras resonaron en el interior de mi mente…

        Es un lamentable final– era una voz fría y gutural.

Cerré los ojos conteniendo el llanto, respire hondo tratando de apaciguar el miedo que recorría mi interior,  al abrir los ojos ese ser oscuro se encontraba a pocos metros; la empuñadura de una espada descansaba bajo sus manos, cerca de su mentón. Sus ojos centellearon como un animal nocturno en el medio de la oscuridad, recordé ese mismo centellar de la noche anterior.  Su rostro irreconocible estaba cubierto por un manto negro cubriéndole hasta los pies. Con una increíble rapidez se posiciono a un lado mío.

        ¿Quién o qué eres? –pregunte temerosa pero no respondió, envaino su espada y halo la puerta lanzándola a un lado con una increíble fuerza.

Se detuvo un instante muy cerca de mí, con su rostro aun cubierto bajo el manto parecía observarme con atención. Al acercar su mano hacia mi cinturón rápidamente me cubrí pensando en que intentaría lastimarme pero me sorprendí al escuchar el cinturón romperse como una ligera pieza de tela desgastada. Sin titubear y con una increíble fuerza aparto la parte baja en donde se encontraba el volante y lo que inmovilizaba mis piernas, tomándome entre sus brazos escuche un fuerte crujir provenir de mi espalda mientras él susurró que debíamos apresurarnos. Al salir fije mi mirada en el auto,  una nube negra comenzaba a salir del cofre para luego seguirle una inmensa llama ardiente haciendo que todo el auto explotara detrás de nosotros, mientras nos alejábamos veía el auto arder envuelto por las llamas llevándose consigo lo más preciado en mi vida… mis padres.

Podía sentir la hierba húmeda bajo mis manos, todo se veía tan borroso y el dolor en mi cabeza había aumentado, con la vista nublada veía una llameante luz provenir a lo lejos y recordé que el auto había explotado, todo a mi alrededor comenzaba a desvanecerse únicamente había dolor, un fuerte dolor que escocía todo mi interior… entrecerré los ojos y vi una luz, una resplandeciente luz que me envolvía dejándome en un desolado lugar en el que me encontraba completamente sola pero sus palabras interrumpieron.

        Pronto descansaras –afirmo.

Inmediatamente abrí los ojos y frente a mí se encontraba nuevamente ese ser esa especie de ángel tan sombrío…

        Por favor no–dije con dificultad –ayúdame, no quiero morir

        Al hacerlo… –balbuceo –al hacerlo te condenare –espeto.

      Estoy ya condenada… mi vida ha finalizado esta noche– respondí pero mis palabras comenzaban a morir en un susurro que  parecía desvanecerse con el viento.

Me pareció escuchar una risa provenir de lo profundo de su garganta era maliciosa y placentera al mismo tiempo.

        Entonces únete a mí en esta fría oscuridad –espeto… y sus palabras me envolvieron atrayéndome hacia él entonces recordé esa gutural voz de la noche anterior.

Ligeras gotas de algo tibio recorrían mis labios llegando hasta mi paladar, al degustarlas eran ligeramente saladas con un extraño sabor metálico, inmediatamente comencé a toser con fuerza. Al abrir los ojos me aterre al descubrir lo que pasaba, su muñeca un poco descubierta se encontraba a pocos centímetros de mi boca una línea de sangre se dibujaba cerca del dobles de su manga y las gotas de sangre caían ligeras sobre mis labios atragantándome, con dificultad sujete su mano echando mi rostro a un lado mostrando total desagrado pero, esto no hizo que se detuviera sujeto mi mentón con fuerza obligándome a beber su sangre.  
 
        Solo un momento, luego no habrá más dolor… –susurro

Mientras retiraba su muñeca y luego la posiciono sobre mis heridas presionando con fuerza haciendo que las gotas de sangre cayeran abundantemente, mis heridas ardieron como el fuego enardecido quemando mi piel, el dolor era insoportable y mis gritos morían en mis labios. Mi respiración comenzó a agitarse, me dolía el pecho al respirar. Difícilmente note una línea que se dibujó en la oscuridad de su rostro y un par de blancos colmillos sobre salieron de las comisuras de su boca.

        Tienes una hemorragia interna –comenzó a explicar –no sobrevivirás – agrego.

Comenzó a recorrer mi torso con una de sus manos subiendo hasta mi cuello mientras se posaba sobre mí dejándome inmóvil bajo el peso de su cuerpo, observe con pánico sus filosos colmillos sobresalientes entonces comprendí exactamente lo que era y que haría pero ¿era eso lo que yo deseaba? ¿Sería esto posible?... se acercó lentamente a mi cuello recostándose sobre mí con suma delicadeza, podía sentir su fría presencia pero sin respiración ni latido alguno.

        Puedes negarte si así lo deseas… –susurro

       No, no lo hare –respondí con dificultad. Temía a lo que sucedería si accedía pero de no hacerlo moriría sin ver a mi hija nunca más.

     Tu lealtad será mía por toda la eternidad –susurro mientras clavaba sus colmillos rompiendo mi piel… Sus palabras resonaron en mi mente mientras sorbía mi sangre, apegada a él mi cuerpo inmediatamente se adormeció había mitigado mi dolor.

    Tuya será mi lealtad por toda la eternidad… –susurre y mis palabras parecieron perderse en el viento.

Una vez más entrecerré mis ojos y podía escuchar el latir de mi propio corazón tan cerca de mis oídos, era un débil latir, entonces una extraña calidez me envolvió por completo y sentí mi cuerpo tan liviano como una pluma volar junto al viento, mi respiración se detuvo y  una hermosa oscuridad nuevamente me envolvió.


  





La oscuridad se había posado sobre mí, consumiendo mi alma mortal.




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