MEMORIAS DE SELENE PARTE 11
UN VIAJE INESPERADO
Pasaron incontables horas, días… meses y
definitivamente la antigua Selene había muerto el día en que esa guerra
estallo, una nueva Selene había renacido. Muerta en vida recobraría lo que una
vez fue mío y me arrebataron. Después de año y medio ya estaba más que lista.
Después de tanto tiempo el compañerismo entre Draven
y yo había crecido notoriamente, las batallas que compartíamos cada vez eran
frenéticamente excitantes. Recorriendo lugares inimaginables para mí,
enfrentándonos espalda con espalda a nuestros enemigos acabando con ellos en
segundos, no había nadie más en quien Draven confiara más que yo para todos en
el castillo, era respetada por ser su mejor guerrera, su mano derecha. Ese era
un mérito que me había ganado con sangre.
Luego de varios meses buscando incansablemente un
posible descendiente de Delemina Draven decidió que era tiempo de regresar al
castillo. Sabía que se encontraba desesperado por eso había decidido posponer
la búsqueda, al llegar rápidamente se encerró en su habitación. Por mi parte
decidí buscar a Emily y saber de ella debido a que me había ausentado durante
algún tiempo tenía conocimiento de cómo se encontraba.
Estuvimos conversando durante bastante tiempo aunque
siempre había cosas las cuales no le podía revelar por más que quisiera. Lo que
le asombro bastante fue mi mejoría. –Ya puedes aparentar fácilmente ser una
humana –dijo entusiasmada. Había tantas cosas que quería contarle pero debía
reservármelas.
Paso alrededor de dos días y Draven seguía en su
habitación, preferí no interrumpirle
-Selene busca la mayoría de cosas que te puedan
servir –dijo sin mediar mas
-Seguiremos con la búsqueda? Pregunte
Sin voltear siguió con su camino, pero no podía
preguntar más.
Pensé en no cuestionarlo más así que me dirigí a mi
habitación alistando todo para partir. Lo primero en llevar eran armas. Había
desarrollado cierto gusto por ello, aunque ciertamente no dejaba de preguntarme
mientras empacaba ¿a dónde iríamos esta
vez? Pero… ¿Por qué cuestionarlo?
Mientras terminaba de arreglar mis cosas Draven
entro repentinamente a mi habitación…
-¿estas lista?
-Si respondí sin mostrar algún interés
Cerró la puerta con suavidad y camino lentamente en dirección a una mesita
que se encontraba frente a mi cama. Sobre ella aún conservaba mi argolla de
matrimonio, y junto con ella una pequeña
banda rosada que me recordaba siempre a mi adorada niña… En sus manos Draven
delicadamente tomo la banda rosada que suavemente
se deslizaba sobre sus dedos mientras la veía con un tono triste me decía:
–Selene ha
pasado tiempo desde que te uniste a mí, y has demostrado un cambio bastante
notorio, es por eso que ha llegado el momento de que regreses a casa mi querida
súbdita. A recuperar a tu hija.
Con la noticia
ciertamente quede atónita. Deje por un lado lo que estaba haciendo y
sinceramente no sabía que sentir, estaba feliz pero al mismo tiempo estaba
triste porque esto significaba que ya no estaría más a su lado.
-No pensé que
ya sería el momento… balbucee
-es tiempo, ya
estas lista y no hay nada más que esperar… te espero en la entrada principal y
si gustas despídete.
Con esas
últimas palabras se fue sin siquiera dirigir su mirada hacia mí aunque fuese por un momento. A pesar de que en
un principio fue muy distante, con el
tiempo la confianza había crecido entre nosotros pero solamente como
compañeros. Pero esta vez sentía diferente su comportamiento, denotaba cierta
tristeza y pesar por llevarme de vuelta a mi hogar.
Con pesar
únicamente me despedí de Emily, era la única después de Draven que me había
apoyado durante este tiempo. Me dirigí hacia la puerta principal y camine sin mirar atrás sabiendo que este mundo
formaba ahora parte de mí y no sabría si volvería a serlo algún día. Solo seguí
caminando con la sensación de que un nuevo mundo estaba frente a mí y lo único
que sabía era que debía trazarme una nueva menta. Al escuchar las puertas
cerrarse detrás sentí un escalofrió pero a la vez pensaba en como un nuevo
capítulo en mi vida comenzaba y aun cuando me entristecía al mismo tiempo me
alegraba saber que algo me estaba esperando.
-Espera
Draven, antes de irme hay algo de lo cual deseo deshacerme…
Me dirigí
hacia un acantilado que se encontraba de camino, y tome el anillo que por ocho
años lleve en mi dedo que contenía los recuerdos de un feliz pero a la misma
vez un duro pasado. Y con la fuerza que esta nueva vida me dio, con fuerza lance
el anillo para no volver a verlo jamás.
Emprendimos el
viaje de vuelta a mi lugar de origen no sabía cómo estaría todo. Solo el hecho
de pensar en que volvería a ver a Dante me enfurecía el tan solo hecho de
recordar cómo sin importar me dejo morir arrebatándome a quien más amaba. Al
mismo tiempo me inquietaba el hecho de como reaccionaria al verme.
Por otra parte
nunca había sentido un gran compañerismo como el que tenía ahora con Draven.
Pero pensar como seria nuestra relación de ahora en adelante me preocupaba,
siempre había pensado que por alguna razón el destino nos había juntado. Y de
una manera dolorosa sabía que no podía demostrarle amor.
Atravesamos un
largo camino, cabalgando para acortar un poco de tiempo, y otras veces por las
noches caminando con Draven sobre volando el lugar. Pero aún faltaba mucho…
-Debemos
cruzar el mar y sería mejor si lo hacemos en barco –sugirió Draven
Me asombre con
tal sugerencia. –Sería menos desesperante y tardaríamos menos. –Respondí
-Estaríamos más
tranquilos –indico
Había un gran
barco que estaba a punto de partir esa noche. Me asombro que Draven rápidamente
cambio su apariencia delante mío, usualmente tenía una piel de color algo
pálida pero esta vez su tono de piel era más cálido, se veía más humano.
Estando en la ciudad cambio sus ropas
por algo más usual utilizado en esos días. –De igual manera debes hacerlo
Selene –indico Draven. Pero… ¿Cómo? Bien eso es algo que aprenderás en estos
momentos, como lo que somos tienes esa habilidad es por eso que los mortales no
notan cuando estamos entre ellos. Cierra tus ojos, mentalmente utiliza la
sangre que ingeriste, trata de hacerla correr por todo tu cuerpo, haciendo que
lata tu corazón esto hará que se eleve la temperatura de tu cuerpo pero hazlo
lentamente. Bien cerré mis ojos y lo intente, aun me costaba controlarlo pero
lo logre. Me vi a un espejo y note como el color de mi piel era más normal.
-lo único que
deberías de aprender ahora es a ocultar el color de tus ojos, antes eran café
oscuros ahora son rojizos pero esto te costara un poco más así que por ahora está
bien. –dijo Draven
También busque
algún atuendo adecuado para la ocasión y como era de esperarse nos introdujimos
ente la multitud. En la entrada nos detuvieron a cada uno de los pasajeros
exigiendo nuestro pasaje, pero utilice mi habilidad de persuasión para entrar
tranquilamente y disfrutar del lugar. Nunca antes había subido un barco tan
grande, era un cambio de ambiente agradable, las luces resplandecían al entorno
de los muebles, no era como en el castillo que tenía un tono de antigüedad. Los muebles eran elegantemente acogedores y
grandes lámparas colgantes iluminaban todos los rincones, el lugar estaba
cálidamente alfombrado de color rojo y la suave música que se escuchaba de
fondo inspiraba paz. Las personas que estaban a nuestro alrededor eran muy elegantes pero de la época actual. Al
verlos vi lo diferente que había sido el mundo de Draven comparado con el mío,
las damas tenían un vestuario más corto y estampado que figuraba más la
silueta.
Tomándome del
brazo Draven me encamino y subimos al segundo nivel y al fondo del pasillo había
una alcoba la mitad de grande de lo que era mi cuarto en el castillo.
-Bueno ya que
estamos aquí disfrutemos del viaje –indico Draven
-No crees que
nos descubrirán si estamos en esta habitación? Pregunte
Con una
sonrisa burlona me respondió: -hay Selene cuando aprenderás, unos dulces
pasajeros nos ofrecieron su habitación mientras ellos se quedaban en tierra
firme.
Solo me
sonreí.
-Así que ahora
cámbiate que al parecer van a tener una pequeña fiesta. -sugirió sonriente
Asentí con la
cabeza y cerré suavemente la puerta, me dispuse a buscar entre mi equipaje un
vestido que me había regalado Emily antes de partir. Era negro con brillante y
se ajustaba a mi cuerpo, un fino encaje cubría
mi brazos finalizando hasta mi muñeca en forma de V. el vestido me cubría hasta
el cuello pero mi espalda estaba descubierta hasta mi cintura, no era nada
provocativo ya que llegaba debajo de mi rodilla. Lo acompañe con unos hermosos
tacones.
Camine de
regreso al salón mezclándome con toda la multitud al hacerlo vi como todos
dirigían su mirada hacia mi susurrando: “que hermosa se ve ¿Quién será? Pero preferí ignorarlos. Al caminar note que
sobre las distintas mesas había distintos bocadillos los cuales me hubiese
encantado probar pero me era imposible. Al recorrer el salón note que Draven se
encontraba a un costado del inmenso salón conversando muy “amenamente” con una
mujer… era muy elegante y al verlos coquetear me dio mucho desagrado así que decidí
no interrumpirlos.
Salí y me
ubique en la orilla del barco, la suave brisa del mar acariciaba mis mejillas y
la luna una vez más se encontraba tan hermosa y resplandeciente sobre mí, como
siempre observando mis altibajos. Cabizbaja no dejaba de pensar en cómo Draven
coqueteaba con esa mujer y me enfurecí nuevamente sujetando fuertemente la
baranda, trate de calmarme ya que no era
de mí incumbencia, debía reprimir ese sentimiento, solo cerré mis ojos pero
justamente en ese momento escuche su voz:
-Hermoso
resplandor de la luna… ¿no lo crees?
Abrí los ojos
y voltee…
-Si respondí
alzando la mirada nuevamente hacia la luna. Siempre me ha encantado su hermoso
resplandor al verla fijamente siento que se lleva consigo mis tristezas.
Era un
caballero vestido elegantemente, parecía ser algún millonario del lugar. En sus
manos llevaba dos copas. Me dio una y de manera educada dijo:
-¿Gustas
acompañarme a beber algo?
-No muchas
gracias respondí
-te vi salir
apresuradamente pensé que podrías tener algún problema así que decidí
acompañarte agrego-
-no te
preocupes estoy bien -dije de manera
desinteresada
-disculpa mis
modales soy Estefan y tú eres…?
-Selene mucho
gusto -respondí
-gustarías
regresar al salón y tal vez charlar un poco… -sugirió amenamente
-Está bien -respondí
de igual manera no podía pasearme sola todo el tiempo en el salón pensé-
Al regresar al
salón aun me encontraba molesta, prontamente Estefan entablo una conversación
sobre su trabajo e hizo una pequeña broma la cual me hizo sonreír. Justo en ese
instante Draven apareció junto a mí, sin mediar sujeto fuertemente mi brazo.
-Ven conmigo…
…Sin poner
resistencia me retire junto con él y amablemente me despedí de Estefan, pero
Draven no me dejo acercármele presiono mi brazo fuertemente en señal de
desagrado
Caminamos
juntos a travesando el salón…
-No deberías
de hablar con el –dijo disgustado
-¿Por qué?
–respondí de manera molesta
-no me inspira
confianza –respondió tajante
Me detuve
frente a el
-¿¿no te
inspira confianza?? Dije exaltada. No soy ninguna niña para que me digas con
quien debo hablar. Yo no te dije nada en ningún momento por tan amena
conversación que sostenías con esa mujer.
Note como la
expresión de su rostro cambio en ese momento.
-Es muy
diferente –respondió
-Entonces no
me digas con quien puedo hablar mientras tu coqueteas con cualquier mujer.
-estas… ¿Estas
celosa?
-¡¡No!! No
digas tonterías. –Respondí bochornosa
Decidí no
seguir con la conversación y me retire inmediatamente dirigiéndome sin
detenerme hacia la habitación. Pero no dejaba de pensar: ¿Qué clase de
conversación había sido esa? No debí haberle dicho eso, se molestaría.
Al llegar a la
habitación solo me recosté por unos momentos, usualmente no tengo a nadie a
quien confiarle todo lo que me pasa, y era algo que anhelaba. A Emily no podía contarle todo siempre debía
omitir lo que pasaba con Draven y esta no era la excepción. Mi único consuelo
aunque no lo había dicho antes era mi libretita negra, la llamaba: “MEMORIAS DE
SELENE” era mí confidente sabía todo, la tenía desde que me separe de Dante. En
el anotaba la mayoría de mis experiencias como si en verdad se las contara a
alguien.
Luego de hacer
mis anotaciones me sentí un poco más tranquila. Y la mañana se acercaba, salí a
caminar un poco de igual manera nos encontrábamos cerca de llegar a tierra. Decidí
dirigirme hacia un lado del barco, el viento soplaba fuertemente jugueteando
con mi pelo mientras el cielo se aclaraba con los primeros rayos de la luz del
sol, escuche un leve suspiro proveniente del lado contrario de donde yo me
encontraba era Draven.
-Prontamente
llegaremos a tierra firme –dije
No dirigió su
mirada hacia a mí. Solamente musito un leve si…
-Sabes todo
esto me molesta, me impacienta al mismo tiempo no sé qué pasara ahora en
adelante –dije
-¿aun sigues
molesta? –pregunto Draven
-Cambiaria
algo si mi respuesta fuera sí o no –Respondí
Dirigió su
mirada hacia mí –La idea era disfrutar el viaje Selene, de ahora en adelante
enfrentaras algo de tu pasado que aún es de mucha importancia en tu presente,
no que te incomodara el viaje. –respondió Draven
-Como tú
siempre dices solo son tonterías mías y no tiene ninguna importancia –exclame
-Cálmate –dijo
de manera pasiva
Baje la mirada
y respire profundamente, mis ojos se llenaron de lágrimas en ese momento pero
no quería llorar. Hubo unos minutos de silencio entre nosotros, pero Draven lo
rompió abrazándome delicadamente diciendo: -Todo saldrá bien- Quede inmóvil,
recostada en su pecho, sentía una ligera calidez en él, la cual me reconfortaba
tanto, escuchar esas palabras me hacía sentir que tenía su apoyo.
Levante la
cabeza, al hacerlo nuestras miradas se entrelazaron bajo el resplandor de la
luz del sol –tus ojos, llorosos…susurro. Tierna y delicadamente acaricio mi mejilla
quitando una de mis lágrimas, su mano se detuvo en mi mentón acercándose frente a mí. Solo cerré los ojos y dejándome llevar
sin objeción sentía sus labios tan cerca de los míos, note como su respiración
se hacía más profunda pero justo en ese momento se alejó repentinamente de mí,
aclarando su vos y diciendo:
-Sera mejor
que vallamos a cambiarnos, hemos llegado a tierra firme.
Se alejó sin
voltear mientras yo me quede ahí desconcertada… Y frente a mi estaba la ciudad
que me había visto nacer… ¿había llegado a lo que podría llamar casa?
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