MEMORIAS DE SELENE 3 PARTE
LA LLEGADA AL REINO VAMPÍRICO
Era la primera vez que veía su rostro
por completo, se enfureció tanto cuando noto que me distraje al verlo, como si
nada hubiese pasado tomo la estaca en sus manos sacándola de su abdomen, la
arrojo y de pies seguimos combatiendo, solo que esta vez su rostro estaba
totalmente expuesto, sin quitarle la mirada, pensaba en lo atractivo que era,
al notarlo, me golpeó fuertemente dejándome inconsciente por unos minutos, al
recuperar la consciencia lo vi sentado en una de las rocas más grandes
mirándome fijamente; si todavía pudiera sonrojarme lo hubiese hecho, no de la
vergüenza si no del enojo. Me levante lentamente y el de igual manera, su voz
era burlona al decirme “-buen trabajo, lograste agarrarme desprevenido, pero no
todos tus enemigos serán tan fáciles... Aun no estas lista para ver a tu hija,
tal vez en algunos años lo estés"... y con esas últimas palabras se fue
rápidamente, viendo cómo se alejaba de mi decidí que era hora de mostrarle lo
equivocado que esta y lo cansada que estaba de sus burlas. Componiéndome,
sacudí el polvo que la caída le había provocado a mi ropa y lo seguí
relativamente.
Toda la noche seguimos combatiendo fue
más agotador de lo usual ya estaba impaciente porque amaneciera y poder planear
el acercamiento. Con sorpresa intente golpearlo, pero desapareció, me quede en
la misma posición por unos segundos cuando pude sentir y escuchar que se
alejaba más, en ese instante sentí un leve calor por todo mi cuerpo y presentí
peligro. Mire todo a mi alrededor y me di cuenta que todo estaba aclarándose
más de lo normal, mi instinto me dijo que me fuera lo más rápido posible
siguiéndolo, corrí para poder llegar a una cueva antes que los rayos del sol me
tocaran, esa era una curiosidad de la que no estaba preparada descubrir. Casi
llegando a tiempo entre a la cueva y pude respirar tranquilamente, furiosa de
lo que había pasado y queriendo golpear a alguien (lastimosamente no estaba
enfrente mío la razón de mi enojo) me senté, respire profundo y con los puños
somate el suelo en el cual hice una abertura. No queriendo destrozar el lugar
que por sí era pequeño me calme y trate de pensar en alguna razón por la cual
no tuvo la cortesía de decirme que ya era hora de irnos y dejarme en peligro de
morir. Cual había sido el punto entonces de salvarme y convertirme en su
esclava si no le iba a importar lo que me pasara. Quiere que descubra las cosas
por mí misma, pero ¿a qué costo?
Seguí pensando en cómo hubiera sido mi
muerte, si no hubiera tomado su sangre y como hubiera querido que todo
terminara, y pensándolo bien no hubiera cambiado nada si la muerte era mi única
opción. Exhausta a más no poder, decidí dormirme, descansar y recobrar
fuerzas para cuando anochezca. Ya estaba acostumbrada a los lugares fríos, y
húmedos, y este no era la excepción. Tenía mis sentidos en alerta, debido a que
era la primera vez que me había dejado completamente sola, pero al final del
día logre descansar, al caer la noche, escuche unos pasos en la entrada de la
cueva y me oculté en lo alto del techo para ver quien había entrado, me di
cuenta que era Draven…
-pensé que encontraría solo cenizas
tuyas, pero ya veo que no-dijo sarcásticamente
• verás que no fue así-respondí
Me había puesto un poco más a la
defensiva, si iba a estar con alguien así toda una eternidad, no podía
someterme por siempre. – ¡hora de irnos! Tengo algo que mostrarte, abre los
ojos si quieres sobrevivir-dijo
Había fuego en mi interior, tenía que
abrir los ojos si quería sobrevivir, emergió de la cueva y se fue atravesando
el bosque, seguirlo cada vez era más fácil aunque él era más rápido
siempre, fácilmente se deslizaba por los aires, mientras yo debía perseguirlo
desde abajo, me topé con un pequeño ganado y fue una elección para alimentarme
(no la más deliciosa) sin la necesidad de lastimar a alguien. Logre alcanzarlo
rápidamente, nos encontrábamos ya bastante lejos de donde iniciamos, descendió
del cielo junto a mí, comenzó a caminar, llegamos a una ciudad lo
suficientemente grande como para que nadie notara nuestra presencia. Había
gente por doquier y el apetito de Draven se hizo presente, eligió a su víctima
llevándola hacia un rincón oscuro y solitario, tenuemente se acercó al cuello
de su víctima, (era su forma de hacerlo casi siempre) sacio su sed dejándolo
tendido en el suelo, sin vida alguna. Seguimos caminando como si nada hubiese
sucedido, y nos introdujimos más en la ciudad. Parecía que había alguna
celebración, había bastantes colores y personas sonriendo, era raro verlas
sonreír y divertirse. Un mundo totalmente diferente al que era el mío y es el
mío ahora. Verlos me hizo sentir nostalgia más al ver a una madre cargando a su
hijo. Volteé la mirada y decidí que este no era el mejor momento para pensar en
esto. Viendo la espalda de Draven note como no le daba importancia a todos a su
alrededor.
Salimos de la celebración
de ese pequeño pueblo y nos emergimos a un bosque profundo en donde se olía la
antigüedad de los árboles. En la mañana ha de ser lindo y cálido pero ahora
parecía tener el aire de tenebrosidad. Llegando al final del bosque me
sorprendí….
Era como entrar en un cuento tenebroso.
Habíamos llegando hasta un castillo abandonado, estaba totalmente solitario, de
forma precipitada atravesamos el lugar, dirigiéndonos hacia una gruta
ingresamos en ella bajando muchos peldaños. El lugar estaba casi obscuro, algo
de la luz de la luna brillaba en él, llegamos a una inmensa cueva, con
una gran entrada, frente a nosotros dos puertas inmensas que parecían antiguas
bañadas en plata, con dos guardianes que la vigilaban, en sus manos portaban
una espada de plata y rápidamente se acercaron hacia nosotros haciendo
una reverencia frente a Draven, el solo los observo. Más rápido de lo que pude
ver estaban cada uno a mi lado apuntándome directamente al corazón con la
espada.
-Ella viene conmigo –dijo Draven con
voz de autoridad.
Al entrar era tal como lo pensaba un
castillo tenebroso subterráneo, estaba iluminado con antorchas. Era como estar
en la era medieval. Las paredes con un tono de antigüedad, todos reverenciaron
nuestra entrada, estábamos rodeados de vampiros, la vestimenta que llevaban era
parecida a la de Draven: pantalón oscuro, su pecho protegido con una especia de
armadura, como todos unos guerreros el cual cubrían con una gabardina o capa
negra muy elegante. A medida que avanzábamos llegamos frente a un trono en el
cual se encontraba una vampiresa vestida de blanco no pude distinguirla de lo
lento que íbamos al tiempo que la pudimos ver ella se levantó y él se acercó a
ella rápidamente, se abrazaron fuertemente; Draven se inclinó delante de ella,
tomo suavemente su mano llevándola hacia su boca para besarle.
Draven dirigió su mirada hacia mí y le
susurro en el oído a modo que no logre escuchar lo que decían, me quede
perpleja, no me sentía segura en este lugar, era totalmente desconocido para
mí, todos observaban cada uno de mis movimientos. Caminando hacia ellos (que al
momento parecía lo único razonable a hacer) pude distinguirla mejor. Era como
una princesa que merecía estar en este castillo abandona esperando por su
príncipe, no lo opuesto pero su parecido a tal personaje era impresionante:
Pelo largo que le llegaba a la cintura color oro y brilloso (no hubiera sabido
por la luz o simplemente ha sido así siempre). Su cara era blanca como la nieve
y labios rojos carnosos. Sus ojos eran grises como la plata, (bastante
parecidos a los de Draven) pero al sentir su mirada supe que no podría mentirle
y que siempre recibiría honestidad al ver en ellos.
Me quede justo enfrente de ellos cuando
Draven se sentó y al levantar la mirada me señalo con la cabeza que me parada a
su derecha al estar ahí de pie, esperando ordenes de Draven note que una joven
se acercó, mi instinto me impulso y di medio paso adelante pero me detuvo con
su mano, tome postura y preste mucha atención. Vi su pelo rojizo y corto como
el de un varón y con curiosidad vi un pequeño bulto que recorría toda su
espalda. Pude verla frente a él y pero la rechazo sacudiendo ligeramente la
mano sin darle importancia. Un poco decepcionada se alejó.
Al mismo instante Draven me llamo
delante de la vampiresa, me incline levemente frente a ella en señal de
respeto. Me presento como su “discípula” a lo cual debo decir que me
sorprendió, no tratas a tu alumno con tal dureza, me había hecho ya a la idea
de ser su “esclava”.
-... Ella es mi hermana, Ebony
Había creído que ella era su prometida,
pero estaba equivocada. Luego de presentarme escuché algunos murmullos entre
los demás. Draven se levantó y me pidió que lo siguiera llevándome a una
habitación llena de armas. Estaba todo oscuro, me tomo algunos segundos en
darme cuenta de lo que había a mi alrededor. Vi muchos artefactos colgando y vi
que tomo una pequeña caja de color negro, en su interior se encontraba dos
dagas de plata las cuales me las entrego:
-No te negare que te has esforzado
bastante en estos últimos días, así que este es un pequeño presente, son de
plata, porque es más efectiva para uno de nuestros enemigos.
•
Podrías explicarme qué lugar es este, y en realidad ¿quién eres?
-“Mi hermana y yo somos los primeros de
nuestra especie, por tanto somos los más antiguos y los más fuertes. En su
totalidad somos tres hermanos pero el tercero es un Hombre lobo
"Sebastián". Está de más decirte que es uno de nuestros
principales enemigos, en esta tierra encontraras todo tipo de rivales, van
desde brujas hasta hadas, arpías… seres que jamás imaginaste...
•
Eres como un ¿rey o algo así?
- algo así digamos. -Dijo mirándome
fijamente
•
Sigo sin entender el por qué darme esta oportunidad, cuando es obvio que muchos
aquí desean tenerla.
-necesito un guerrero a mi lado. Que me
ayude para prevalecer mi especie y tú me pareciste una buena opción, no hagas
que me arrepienta de ello. En ese momento sin pensarlo lo hice...
{...}Me arrodille delante de él:
•
“Te juro toda mi lealtad, hare todo lo que tú me pidas sin cuestión alguna mi
señor por toda la eternidad. Peleare cuando sea necesario, pero por favor
te suplico que me dejes ver a mi hija, acepte la oportunidad que me ofrecías
con la esperanza de volver a verla...”
-Todo a su tiempo Selene, aun no estas
lista, ¡entiéndelo! sé muy bien lo que dije, te prometí ¡venganza! Pero la
venganza es un plato que se come frio. A su debido tiempo la tendrás contigo.
Parada frente a él me sentí frustrada.
Draven solo se me quedo viendo con media sonrisa y me dijo:
-Es gracioso que frustración sea un
sentimiento que siempre sientes hacia mí. Lo bueno es que sabes cómo me siento
contigo.
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